¿Qué son los biohackers?

Para algunas personas, especialmente aquellas con creencias religiosas muy arraigadas, el cuerpo humano es algo sagrado. Un hogar para el alma que se debe de respetar como un regalo divino que se nos ha hecho.

Para los más extremistas, incluso algo tan común como un tatuaje sería una profanación de ese templo sagrado y no tendríamos derecho a realizarse esas modificaciones.

En el otro extremo están las personas que creen que nuestro cuerpo es demasiado limitado y que nuestra mente nos permite mejorarlo añadiéndole mediante procedimientos tecnológicos funciones de las que carece por propia naturaleza.

Implantes sencillos

¿Te imaginas llegar a tu casa y que con un simple movimiento de tu mano se abriera la puerta del garaje, se encendiera la luz o se desconectara o conectara la alarma? Algunas personas ya realizan acciones similares gracias a la implantación de microchips bajo la piel.

En muchos casos, se encuentran con la oposición de médicos que no ven ético implantar dichos aparatos. Es entonces cuando por su cuenta y riesgo deciden hacerlo ellos mismos para experimentar con sus propios cuerpos y avanzar científicamente.

Están convencidos de que estos avances son mucho más que simples juegos, pueden cambiar totalmente nuestra forma de vida y por eso están dispuestos a trabajar al margen de los cauces normales en esos casos.

Son los llamados biohackers o grinders. Y en ciertos casos trabajan en condiciones tan precarias que ni siquiera tiene acceso a una anestesia, sino que deben de implantarse sus aparatos con la ayuda de algún amigo, tratando de poner medios para no sufrir infecciones graves.

Biohackers y neurohackers

Actualmente algunos de estos implantes tienen el tamaño de un grano de arroz y permiten abrir puertas, poner a funcionar dispositivos electrónicos o incluso predecir terremotos gracias a la detección de las vibraciones.

Existe incluso una persona que ha logrado implantarse una cámara para detectar los colores y que su cerebro pueda distinguirlos venciendo así su problema de daltonismo.

Las posibilidades de estos implantes son tantas y tan increíbles que es fácil echar a volar la imaginación. Hay ya quién está comenzando a explorar un nuevo campo, los neurohackers, que creen que es posible modificar y mejorar el cerebro humano.

Afirman que dentro de pocos años podríamos llegar a comunicarnos con el pensamiento gracias a estos implantes o que podríamos llegar a almacenar todos los recuerdos en un chip de nuestro cerebro imposibilitando su olvido.

La idea da vértigo, pero realmente sus posibilidades son tantas que no se puede dejar de sentir una gran curiosidad ante lo que puede estar por llegar.

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